Está considerado entre los sacramentos de iniciación cristiana siendo recibido en segundo lugar (tras el bautismo) o en cuarto (tras la Penitencia y la Eucaristía)
en la Iglesia cristiana, sacramento por el que las personas bautizadas
se integran de forma plena como miembros de la comunidad.
a) introducción más profunda en la filiación divina
b) unión más firme
con Cristo
c) aumento de los dones del Espíritu Santo
d) perfección
mayor de nuestro vínculo con la Iglesia.
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